GRADO SEXTO; recordar que mañana cerramos notas del tercer periodo;  el jueves es el EXAMEN FINAL y luego comienzan las recuperaciones.  Algunos estudiantes no han presentado la evaluacion del cuento con los adverbios, preparar exposicion, llevar el cuento escrito en una pliego de papel periódico.  Adjunto cuento  LOS DUENDES ZAPATEROS para completar guia de evaluacion del cuento.


Los cuentos son tan viejos como la humanidad y, en ellos, de alguna manera se podría notar su evolución. Así, encontramos cuentos populares y cuentos de hadas, en donde suelen aparecer seres sobrenaturales que hacen parte del origen y la tradición de todas las culturas; van desde los duendes y ogros, hasta el diablo y los fantasmas. Frecuentemente esta clase de cuentos surgen primero en la tradición oral y se transmiten de generación en generación, hasta que un autor lo escribe.
Pero también hay cuentos realistas, llamados así porque se sitúan en determinado momento de la historia humana, como aquellos donde aparecen inventos del mundo moderno (el teléfono, el autobús o la bicicleta) y donde suceden hechos que les ocurren a personajes que se parecen mucho a los que encontramos en la realidad.
Además, existen cuentos que se caracterizan porque, a pesar de ocurrir en un mundo cotidiano, muy semejante al nuestro, en ellos suceden hechos completamente extraordinarios, y hay cuentos en los que se imagina el futuro, con extraterrestres y naves espaciales. Estos últimos corresponden al género de la ciencia ficción. Los cuentos actuales son un poco diferentes a los de épocas pasadas, pues no tienen tanto la intención de educar sino sobre todo de divertir y, a menudo, aparecen incompletos para que el lector los termine de elaborar. También tienden a ser más irónicos y chistosos, que trágicos.
Entre los cuentistas europeos más conocidos están Hans Christian Andersen, los hermanos Grimm y Charles Perrault; en América Latina se destacan José Martí, Julio Cortázar, Horacio Quiroga y Jorge Luis Borges; de Colombia: Evelio Rosero, Tomás Carrasquilla, Álvaro Cepeda Samudio y Gabriel García Márquez.
Lee el siguiente cuento.

Los duendes zapateros (Los Hermanos Grimm)


En Grondenlau había una vez un zapatero muy talentoso. Todos los zapatos que elaboraba se vendían de una forma asombrosa, toda la gente quería llevar puesto un par de estos maravillosos diseños que elaboraba el zapatero con mucha dedicación.
En una ocasión, cuando el zapatero fue a comprar el cuero para fabricar los zapatos, no había; el cuero por aquellos días estaba agotado en las curtiembres y mientras él buscaba desesperado de la nada apareció un duende de aspecto muy raro, quien le vendió un cuero de un color negro muy extraño, pero a la vez muy brillante y suntuoso.
Así, el zapatero con este cuero elaboró los mejores zapatos que se había visto durante años en toda la región, y cuando los llevó al mercado los vendió todos; pero días más tarde muchas personas se acercaban a sus aposentos a reclamarle el dinero de los zapatos, porque después de usarlos una vez se habían dañado, ya no tenían brillo, siempre que se humedecían quedaban blancos por la sal que salía de ellos. Realmente eran espantosos.
Después de regresarle el dinero a todas estas personas, el zapatero quedó totalmente en la ruina; se había vuelto tan pobre que solamente le quedaba cuero para hacer un par de zapatos. Por la noche cortó los zapatos que quería terminar al día siguiente, se metió tranquilamente a la cama, se encomendó a Dios y se durmió.
A la mañana siguiente, después de haber recitado sus oraciones, cuando se disponía a trabajar, se encontró con los zapatos totalmente terminados encima de su mesa.
Asombrado y sin saber qué decir agarró los zapatos para observarlos de cerca; estaban hechos de una forma tan perfecta que no había ni una mala puntada. Toda la terminación era una verdadera obra de arte.
Poco después llegó un cliente a quien le gustaron tanto los zapatos que pagó más de lo normal por ellos, y con esas monedas el zapatero pudo comprar cuero para hacer dos pares de zapatos más.
Los cortó por la noche y cuando quiso dedicarse al trabajo, a la mañana siguiente; no lo necesitó, pues al levantarse, los zapatos estaban listos encima de la mesa de trabajo, y también llegaron dos clientes que le dieron tanto dinero que ahora pudo comprar tanto cuero para cuatro pares de zapatos.

A la mañana siguiente se encontró los cuatro pares de zapatos listos, y así pasaban todos los días, lo que cortaba por la noche estaba hecho por la mañana.

De tal manera que pronto llegó a tener para vivir decentemente y finalmente llegó a ser un hombre rico.
Entonces una noche, un poco antes de Navidad, cuando el hombre ya había cortado de nuevo los zapatos y se disponía a dormir, le dijo a su mujer:
-¿Qué pasaría si esta noche nos quedamos despiertos para ver quién es el que nos ayuda?
La mujer estuvo de acuerdo, encendió la luz. Se escondieron en la esquina de la habitación, detrás de una ropa que estaba ahí colgada, y esperaron atentos.
Cuando llegó la media noche, aparecieron dos hombrecillos desnudos y graciosos, se sentaron en la mesa del zapatero y con sus deditos comenzaron a clavar y coser tan ágil y rápidamente, que el zapatero no podía creer lo que veía.
Los hombrecillos no dejaron de trabajar hasta que todo estuvo terminado y listo sobre la mesa y después se fueron velozmente.
A la mañana siguiente dijo la mujer:
-Los hombrecillos nos han hecho ricos, por lo tanto deberíamos mostrarles nuestro agradecimiento, seguramente pasan frío, andan por ahí sin nada en el cuerpo.
Así que les haré unas camisetas, chaquetas y pantaloncitos; les tejeré también un par de medias y tú hazle a cada uno un par de zapatos.
Al hombre le pareció bien, así que por la noche cuando tenía todo terminado, en vez del material cortado colocaron sobre la mesa los regalos y se escondieron para ver cómo se comportaban los hombrecillos.
A medianoche los duendes entraron saltando y quisieron ponerse a trabajar, pero cuando vieron las graciosas piezas de ropa se asombraron y se pusieron muy alegres; con una gran rapidez se las pusieron ajustándolas a su cuerpo y cantaron:
-¿No somos elegantes muchachos retrecheros?
¿Por qué vamos a ser más tiempo zapateros?

Entonces brincaron, bailaron y saltaron sobre las sillas y bancos: luego se alejaron danzando por la puerta y a partir de este momento no volvieron nunca más y al zapatero le fue bien toda su vida y tuvo suerte en todo lo que emprendió.
FIN



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